¿Qué tienen en común Paul Krugman, Joseph Stiglitz y Angus Deaton, aparte de ser 3 ganadores de premios nobel? La necesidad histórica de, no solo un cambio fundamental en la estructura económica mundial, sino una profunda revisión del mismo concepto de humanidad para enfrentar los riesgos del presente.
La caracterización postmodernista del alemán Ulrich Beck sobre la sociedad del riesgo cobra vigencia. Para Beck los individuos "deben entender su vida, como sometida a los más variados tipos de riesgos, los cuales tienen un alcance personal y global (...) donde los sistemas de normas sociales fracasan en relación a la seguridad prometida".
La pandemia del COVID-19 dejó al desnudo la falsa seguridad de los mercados. Ya Stiglitz se había adelantado al afirmar, sobre la falacia neoliberal de la "mano invisible" del mercado que "esa mano es invisible porque no existe", y por ello, defiende la necesidad de la intervención del Estado en la economía, para lograr un desarrollo más justo. No solamente ganar un premio Nobel avala su opinión, Joseph Stiglitz fue jefe del Banco Mundial y su evaluación en cuanto al comercio mundial pasa por considerar a la eficiencia del mercado como una debilidad, pues en estos momentos "las cadenas de suministro también son vulnerables a la conmoción que padecemos".
El escocés Angus Deaton por su parte hace un mayor énfasis en la seguridad. Busca paralelismos de desigualdad en la historia que se apliquen a la accesibilidad de las mayorías a los implementos de bioseguridad, medicamentos y tratamientos "Las plagas normalmente han hecho que las sociedades sean más desiguales, porque los ricos y poderosos están mejor equipados para hacer frente a las consecuencias. Y creo que esta vez, muy probablemente, ocurrirá lo mismo". Apela a una mayor sensación y condiciones de seguridad contra el riesgo. “Claro que necesitamos reabrir, pero lo que no necesitamos es una apertura estúpida. La gente solo consumirá cuando se sienta segura y recupere su trabajo. Ahora lo que tenemos que hacer es concentrarnos en hacer que la gente se sienta segura".
Por su parte Paul Krugman considera que posterior a la superación de la pandemia el mundo será "un mundo más débil y caótico", es decir de mayor riesgo e inseguridad y en la actualidad "la posibilidad de una economía con cero emisiones nunca había sido tan real". Para Krugman antes de la pandemia la inseguridad y el riesgo económico era representado por la guerra comercial entre China y los EEUU."China representa un cuarto de la producción de manufacturas del mundo. Casi todas las cadenas de producción incluyen algún componente que viene de China. Si China es va a ver mermada, va a tener repercusiones mundiales".
Pero ¿cómo proporcionar una seguridad mundial si los cierres de fuentes de
empleo afectan a 2.700 millones de trabajadores, el 81% de la fuerza de trabajo
mundial? ¿Cómo generar una infraestructura sanitaria exitosa si 4.200 millones
de personas en el mundo no cuentan con servicio de saneamientos y 3.000
millones carecen de instalaciones básicas y cuando 1 de cada 3 personas en el
mundo no tiene acceso al agua potable? ¿Con casi 1.400 millones de personas que
sufren de pobreza y 900 millones sufren de hambre? De continuar con el actual
sistema es indudable que la desigualdad económica se convertirá en sanitaria,
el acceso a tratamientos y medicinas será excluyente para la mayoría de la población.
No se necesita ser un Nobel para ver las consecuencias, tampoco para proponer
la solución.
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