viernes, 18 de septiembre de 2020

Economía y elecciones

 En la relación entre la economía y la política, parto de la certidumbre de que esta relación es interdependiente y complementaria en ambos sentidos. El materialismo histórico dialéctico expone que la infraestructura económica determina la superestructura política. En los sistemas democráticos que tratan de evolucionar desde el neoliberalismo, se necesita de condiciones políticas básicas para sustentar un orden económico que busque instaurar relaciones sociales más justas y equitativas. Este es el caso del orden político venezolano instaurado bajo el proceso histórico conocido como Revolución Bolivariana.

En las sociedades, no existe nada más probatorio que una elección para estimular la participación política de los ciudadanos y nada como las condiciones económicas para determinar su intención de votar. Esta correlación de factores ha sido objeto de manipulación y negación por parte del sector opositor venezolano que no acepta las reglas del juego democrático.

La observación de los hechos nos lleva a conclusiones irrefutables: La captación de agentes económicos y su posterior transformación en actores políticos.

Para las elecciones a la Asamblea Nacional de 2015, el desabastecimiento paulatino y constante antes de la cita electoral y el discurso político con la promesa / esperanza de "la última cola" sustentan esta apreciación. Sectores económicos migraron hacia la confrontación política con armas económicas.

La solicitud de sanción que genera una crisis económica y permitió el desplazamiento político. Desde 2017 la dirigencia extremista venezolana solicitó a la administración Trump aumentar el cerco económico con resultados catastróficos para Venezuela, las consecuencias a corto plazo no se hicieron esperar. Aunado a un esquema de ataque incesante contra nuestra moneda y devaluación inducida.

El impacto directo lo sufrió la industria petrolera. La producción petrolera representa 96 dólares por cada 100 que entran al país, pero la imposibilidad de una verdadera transferencia tecnológica nos impuso el hecho histórico de que nuestra gasolina posee un promedio de 42% de componentes importados entre catalizadores, diluyentes y aditivos, y que hoy se nos niega el acceso a ellos, en los mercados internacionales a partir de las sanciones de 2015.

Una economía que para cubrir sus necesidades necesita una media de 1.800 millones de USD, fue llevada a recibir solo 80 millones tal cual como lo percibe en la actualidad, sin contar que desde octubre de 2019 no tenemos ingresos por conceptos de exportación petrolera. Entre 2015 y 2018, Venezuela dejó de percibir alrededor de 130 mil millones de USD gracias a las medidas unilaterales implantadas por los EEUU. Solo el robo de CITGO ocasiono pérdidas patrimoniales a la República por el orden de 11 mil millones de USD en 2019.

La elección del 6D será histórica. Nos permitirá que el poder legislativo reasuma su rol protagónico para la defensa del interés nacional. Plantarnos en la esfera mundial con una institución nacida al calor de la voluntad popular de un país. Rescatar un poder público secuestrado por operadores políticos transaccionales, nos permitirá evitar los planos de balcanización, entreguistas y separatistas ocultos en la agenda opositora. La Asamblea Nacional que surja del sufragio popular, será genuina expresión de la Venezuela que no se entrega, y que por encima de todo no renuncia a su independencia.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

La seguridad del riesgo

¿Qué tienen en común Paul Krugman, Joseph Stiglitz y Angus Deaton, aparte de ser 3 ganadores de premios nobel? La necesidad histórica de, no solo un cambio fundamental en la estructura económica mundial, sino una profunda revisión del mismo concepto de humanidad para enfrentar los riesgos del presente.

La caracterización postmodernista del alemán Ulrich Beck sobre la sociedad del riesgo cobra vigencia. Para Beck los individuos "deben entender su vida, como sometida a los más variados tipos de riesgos, los cuales tienen un alcance personal y global (...) donde los sistemas de normas sociales fracasan en relación a la seguridad prometida". 

La pandemia del COVID-19 dejó al desnudo la falsa seguridad de los mercados. Ya Stiglitz se había adelantado al afirmar, sobre la falacia neoliberal de la "mano invisible" del mercado que "esa mano es invisible porque no existe", y por ello, defiende la necesidad de la intervención del Estado en la economía, para lograr un desarrollo más justo. No solamente ganar un premio Nobel avala su opinión, Joseph Stiglitz fue jefe del Banco Mundial y su evaluación en cuanto al comercio mundial pasa por considerar a la eficiencia del mercado como una debilidad, pues en estos momentos "las cadenas de suministro también son vulnerables a la conmoción que padecemos".

El escocés Angus Deaton por su parte hace un mayor énfasis en la seguridad. Busca paralelismos de desigualdad en la historia que se apliquen a la accesibilidad de las mayorías a los implementos de bioseguridad, medicamentos y tratamientos "Las plagas normalmente han hecho que las sociedades sean más desiguales, porque los ricos y poderosos están mejor equipados para hacer frente a las consecuencias. Y creo que esta vez, muy probablemente, ocurrirá lo mismo". Apela a una mayor sensación y condiciones de seguridad contra el riesgo. “Claro que necesitamos reabrir, pero lo que no necesitamos es una apertura estúpida. La gente solo consumirá cuando se sienta segura y recupere su trabajo. Ahora lo que tenemos que hacer es concentrarnos en hacer que la gente se sienta segura".

Por su parte Paul Krugman considera que posterior a la superación de la pandemia el mundo será "un mundo más débil y caótico", es decir de mayor riesgo e inseguridad y en la actualidad "la posibilidad de una economía con cero emisiones nunca había sido tan real". Para Krugman antes de la pandemia la inseguridad y el riesgo económico era representado por la guerra comercial entre China y los EEUU."China representa un cuarto de la producción de manufacturas del mundo. Casi todas las cadenas de producción incluyen algún componente que viene de China. Si China es va a ver mermada, va a tener repercusiones mundiales".

Pero ¿cómo proporcionar una seguridad mundial si los cierres de fuentes de empleo afectan a 2.700 millones de trabajadores, el 81% de la fuerza de trabajo mundial? ¿Cómo generar una infraestructura sanitaria exitosa si 4.200 millones de personas en el mundo no cuentan con servicio de saneamientos y 3.000 millones carecen de instalaciones básicas y cuando 1 de cada 3 personas en el mundo no tiene acceso al agua potable? ¿Con casi 1.400 millones de personas que sufren de pobreza y 900 millones sufren de hambre? De continuar con el actual sistema es indudable que la desigualdad económica se convertirá en sanitaria, el acceso a tratamientos y medicinas será excluyente para la mayoría de la población. No se necesita ser un Nobel para ver las consecuencias, tampoco para proponer la solución.