La rapiña opositora continúa, como se dice popularmente, a plena luz del día. Juan Guaidó y sus forajidos, no tienen otro accionar que robarse los bienes de la nación. La oposición transicional pone en bandeja de plata los activos venezolanos para que en un festín inmoral los intereses y el capital extranjero despoje lo que por derecho es de todos los venezolanos. Pero ¿por qué Monómeros? Una empresa que tenga una producción de 1,3 millones de toneladas de sustancias orgánicas e inorgánicas para la siembra a gran escala, que tenga un mercado cautivo del 46% del sector fertilizantes y del 70% de la demanda de agroquímicos que necesitan los cultivadores de papa, café y palma de Colombia, es por supuesto un manjar apetecible. Además, esta empresa que era 100% venezolana, recuperada por el comandante Hugo Chávez, se ubica en el lugar 128 de las 1.000 empresas más grandes de ese país. En su ramo es considerada una de las ocho primeras de la región Caribe. En la espuria rendición de cuenta ante la Asamblea Nacional en desacato, la directiva usurpadora de la empresa reflejó pérdidas por el orden de USD 17.744 millones. Sus ganancias las ubican para el 2020 en apenas 1.839.000 USD.
¿Pero qué le pasó a una empresa que desde 2014 hasta 2017 tenía un promedio de ganancias entre los 10 - 20 millones de dólares? ¿Como fue posible que Monómeros haya perdido 90% de su participación en el mercado internacional y 15% del mercado local colombiano? Y un así, perdiendo ese 15%, no se justifican las pérdidas casi totales, esas ganancias pírricas que los pillos encargados exponen ante una Asamblea Nacional ganada para el latrocinio.
¿Por qué se refleja un margen tan mínimo cuando Joan Bilbao saboteador de PDVSA y agente infiltrado para el paro petrolero 2002 - 2003, quien está a cargo de esta maniobra entreguista, estimaba que a finales del año 2019 obtendrán ganancias por el orden los 6.000.000 de dólares? ¿A dónde fue el faltante? Sabemos que al Estado venezolano constitucionalmente presidido por Nicolás Maduro, no fueron.
La ineptitud y la incapacidad, aunadas al afán de lucro, el robo y la corrupción son los causantes que una empresa élite, hoy exhiba números alarmantes. La administración legal y legítima del Gobierno Bolivariano mostraba un volumen de ventas de 1.100.000 toneladas métricas en 2018, desde noviembre de 2019 y bajo las directrices de los asaltantes ha caído a 700.000 toneladas. Pero aún así, esta producción no se corresponde con la relación ganancia/pérdida expuesta ante sus cómplices de la AN.
El colmo, o mejor dicho la comprobación empírica de la "cucharada de su propia medicina" está en la admisión que los números que presentan son producto de las "sanciones norteamericanas". Aunque nos deje perplejos, así lo admitieron. Y sin embargo, tampoco les cuadra. La guía del Departamento de Tesoro y la orden ejecutiva en teoría, no prohibe las transacciones que involucren alimento, medicinas o ropa. La licencia C4 permite la exportación y re-exportación de insumos agrícolas, renglón en el que se encuentran los fertilizantes. Entonces nos preguntamos ¿La AN también es usufructuaria del robo? ¿Por qué no se investiga a fondo? La rendición de cuentas es por si misma, una prueba de culpabilidad, no cabe duda. ¿Hasta dónde llega la injerencia extranjera en el seno de una AN complaciente y paradójicamente antinacional?