lunes, 27 de julio de 2020

Geopolítica del caos

La geopolítica es la ciencia que centra su estudio sobre la influencia determinante del medio geográfico sobre las formaciones sociales, sistemas económicos y regímenes políticos. Es importante pues mediante la observación de estos factores podemos analizar la reacciones, los acontecimientos coyunturales y los posibles rumbos de acción de los miembros de la comunidad internacional.

Dentro de la geopolítica hay un concepto que en cierta medida transversaliza la observación de los fenómenos en el medio internacional. Me refiero a la definición de política exterior, entendida esta, como la proyección del poder político interno de una nación al sistema internacional. Esto aplica en su totalidad en el caso de las denominadas potencias. Una potencia es aquella nación que está en capacidad de ejercer una influencia determinante en un espacio específico, ya sea regional, continental o mundial. Esta influencia puede ser política, económica, militar, cultural o religiosa, su poder interno está cohesionado y puede trascender sus fronteras geográficas afectando ya sea positiva o negativamente otros sistemas y soberanías.

Sin lugar a dudas los EEUU se han constituido en una potencia mundial con el transcurrir de los años, han sabido utilizar principalmente sus ventajas económicas y militares para transformarlas en poder político efectivo en el mundo, creando áreas de influencia para su beneficio. La doctrina Monroe creada en los albores de los EEUU como nación, vino a sustentar esa visión sobre el lugar que en el mundo tendría en un futuro la sociedad de los estados asociados de la América del norte.

Pero ¿qué ocurre actualmente a lo interno de la potencia? Los EEUU atraviesan una profunda crisis, y no cualquier crisis. El mal manejo de la actual pandemia del COVID-19 afloró viejas y nuevas contradicciones, orgánicas y estructurales en la sociedad norteamericana. Dentro las orgánicas, es decir culturales/sociales, encontramos complejos racistas y supremacistas no superados. Nunca se logró una verdadera integración del elemento afrodescendiente a la identidad estadounidense y esto se extrapola a otros grupos étnicos de inmigrantes como latinos o asiáticos, manifestándose en una desigualdad de hecho ante la ley y el sistema económico excluyente de las mayorías.

En el rango de las estructurales tenemos la insostenibilidad del sistema financiero especulativo. Los EEUU enfrenta una disfuncionalidad económica: la emisión de papel moneda a granel sin respaldo, ha acrecentado la desigualdad en la distribución de una riqueza ficticia.

En lo que va de año se generaron 18 billones de USD en estímulos a sectores de la economía. Esta cifra representa el 21% del PIB mundial. Todo este dinero se esfuma sin que llegue a la sociedad en general ni las necesidades básicas de los sectores vulnerables. Mientras los ricos de EEUU son 565.000 millones de USD más ricos, 42,2 millones de personas pierden sus empleos. Su deuda crece más rápido que la productividad de su aparato económico. Esta situación tiene dos consecuencias, una material, la inflación y otra la percepción de injusticia y exclusión que se crea a lo interno.

Mientras el establishment político tiene su mirada puesta en el proceso electoral de noviembre, la nación navega por peligrosas aguas sin una dirección ni rumbo concreto, reviviendo viejos y generando nuevos antagonismos en todo el mundo. Un accionar belicista, unilateral y con pretensiones hegemónicas crea fricciones innecesarias. Bloqueo, sanciones, amenazas, agresiones, intervenciones y guerras son los argumentos esgrimidos, lesionando mortalmente el Derecho Público Internacional. Un equilibrio inestable interno produce un accionar errático a lo externo.

El mayor ejemplo de ello es su retirada de la OMS en medio de una pandemia que requiere el esfuerzo de todos los países, mucho más el de las potencias. No hay otra lectura: se busca un culpable y se busca afuera. El mundo entero observa la arrogancia de un país mal gobernado, una potencia dándole la espalda a la realidad.

miércoles, 8 de julio de 2020

Piratas modernos


Hace 3 siglos Inglaterra rivalizaba con España por el control de las rutas comerciales de América con Europa, para ello, el país inglés se valió de piratas y bucaneros para robar el oro que los españoles, a su vez robaban del nuevo mundo. No es de extrañar que sea el año se 1732 cuando se excava la primera bóveda del Banco de Inglaterra, producto de la rapiña colonial en nuestro mar Caribe.

Hoy en día la metodología para expoliar a las naciones de sus recursos ha cambiado, un banco central, un juez y una banda de corsarios políticos dispuestos a entregar los recursos de su nación, bastó para quitarle a Venezuela lo que es suyo por derecho propio.

Nuevamente el oscuro libro de John Bolton arroja luces sobre este latrocinio, cuando describe lo complacido que se encontraba el ministro de Asuntos Exteriores del UK Jeremy Hunt por congelar los depósitos de oro venezolanos en el Banco de Inglaterra en 2019.

En 2011 cuando celebramos los 200 años de nuestra primera Constitución, la celebración tuvo un acto de genuina independencia al repatriar 180 toneladas de oro, el 90% de todas nuestras reservas, en ese 10% restantes se hallan 14 toneladas de oro en el Banco de Inglaterra. No fueron abandonadas, (como dice la mediática internacional que pretende justificar el robo) se dejaron allí para futuras transacciones.

Londres es conocida como el Centro Mundial del Oro. El 1/5 del oro del mundo se deposita en el Banco de Londres. Es una estrategia de protección y resguardo que las naciones depositen su oro allí. Los bancos centrales de 30 naciones tienen cuentas/depósito en dicha ciudad. La ventaja del centro mundial del oro es que permite una transacción rápida a cualquier moneda para la compra de alimentos o medicinas a gran escala. La República Bolivariana de Venezuela abrió una cuenta en la entidad desde 2008 a 2018 sin ningún contratiempo.

Más de 400.000 lingotes o 5.000 toneladas se almacenan allí, en 320 años de existencia no había sido robado ni un solo lingote, pero solo bastó un año (2018 a 2019) para que Londres decidiera robarse 14 toneladas de oro venezolano, un total que oscila entre los 1.000 y los 1.200 millones de dólares.

Lo argumentos son no solamente débiles sino carentes de todo raciocinio. Primero el banco cuestiona el uso que tendrán los fondos, especulando sobre los mismos, algo que viola el derecho mercantil, pues es un juicio subjetivo atado a consideraciones políticas. En segundo término, los filibusteros venezolanos quieren equiparar el oro venezolano a los diamantes de sangre de Sierra Leona. Esto es algo tan mezquino que aquí ni siquiera el sarcasmo tiene cabida, "Oro Sangriento".

Al cierre de 2018, Venezuela cuenta con una reserva certificada de 2.235 toneladas de oro, de las cuales 1.400 toneladas son producidas mediante el proyecto ‘Siembra Minera’ (emprendido en alianza con capital privado). El resto se completa a través de las empresas del Estado y el trabajo de las comunidades mineras.

Vemos como en nuestros tiempos, los ingleses siguen siendo tan pillos como en antaño. Ya no realizan el saqueo de cabotaje en nuestras costas o esporádicas incursiones en nuestros puertos. Ahora desde cómodas oficinas, con un simple click en una pantalla dejan sin alimentos y medicinas a millones de personas. Con solo levantar un auricular se aseguran el saqueo de los recursos de un país.

Venezuela sigue en resistencia ante los mismos imperios de hace 3 siglos, Inglaterra hoy busca balcanizar a Venezuela para hacerse con nuestro esequibo, de la misma forma que pretenden quedarse con el oro de todos los venezolanos. Con la sofisticación de nuestros tiempos transfieren la comisión del latrocinio a los criollos entreguistas, aquellos que se vendieron antes de ser comprados. El destino de Venezuela es seguir luchando por lo que le pertenece y derrotando imperios en cualquier época.

miércoles, 1 de julio de 2020

De Mónica Lewinsky a John Bolton: Aventuras y desamores en el Despacho Oval


Dos décadas separan dos eventos con diferentes repercusiones a nivel mundial, es justo decir que la opinión pública norteamericana en materia política cambió con una mancha descuidada en el vestido de una becaria e hizo posible que un personaje digno de un reality show asumiera las riendas del país más poderoso del mundo.

No cabe duda que lo de John Bolton es un escándalo de las mismas proporciones que la "felación clintoniana". La Habitación Donde Ocurrió es un título sugestivo, que hace referencia al Salón Oval, despacho del Mr. President. En dicho " room" se han ordenado ataques nucleares, asesinatos (como el de Solaimani o Allende) invasiones, intervenciones y guerras en todo el mundo y en todas las épocas. El Salón Oval es el escenario perfecto para cualquier tipo de inmoralidad a escala planetaria.

Pero si algo hay en común es la incertidumbre que se cierne sobre el inquilino de la casa blanca. En su momento nadie apostó porque Clinton terminara su mandato a la primera semana del escándalo. Hoy la apuesta es si Trump terminará su periodo. Mientras Clinton llegaba a la presidencia de los EEUU con el porcentaje más bajo desde Woodrow Wilson en 1912 con 43%, Trump lo hace perdiendo más de 3 millones de votantes.

Pero entre uno y otro las diferencias saltan a la vista. Clinton superó el escándalo. No se hallaron las pruebas para su condena, por lo menos la señorita Lewinsky fue leal y cumplió aquel viejo dicho de que : "en boca cerrada... " vericuetos del amor, dicen en mi tierra. Clinton, cerró ese año el último de su primer período gobierno con: un superávit previsto de 70.000 millones de dólares crecimiento del 3% del PBI, inflación controlada, bajo desempleo y mayor ingreso en los hogares. Además de un 60% de popularidad entre los ciudadanos.


La gestión de Trump por los vientos que soplan, pasará a ser la peor en los más de 200 años de historia de los EEUU. La imagen de líder mundial de los EEUU ha entrado en barrena. Según la empresa Gallup el 43% de encuestados en 143 países no reconocen el papel de líder mundial de Washington. El desastre administrativo interno se impuso con el fracaso en el manejo de la crisis de la pandemia de COVID-19. Con más de 2.5 millones de casos y casi los 130 mil decesos, la economía paralizada, la mayor tasa de desempleo desde la gran depresión con 14,7%.

Pero lo más negativo es la personalidad megalómana y ambigua de Trump a la hora de tomar decisiones. Al menos, eso es lo que se desprende del libro de Bolton. El funcionario de mayor confianza, amigo y confidente de tropelías como las cometidas contra Venezuela, es ahora acérrimo enemigo que desnudó la ignominia y las infamias detrás del trono imperial. En este caso del amor al odio hay solo... un libro.

El antiguo aliado y cómplice describe a su exjefe como un ególatra melodramático e indeciso. El capítulo dedicado a la relación China - EEUU, expone la verdadera "metodología Trump" más cercana a los procedimientos de la "cosa nostra" que a una verdadera política exterior un país que se maneja como potencia mundial. La revelación de Bolton que Trump solicitó al presidente Xi Jing Ping ayuda para su reelección a contraoferta de suspender la aplicación de aranceles a los productos chinos por el orden de los 250 M USD, si Pekin se comprometía a comprar Soja y Trigo a los agricultores norteamericanos y así ampliar su base electoral, es algo insólito de los EEUU para con un adversario ideológico y comercial.

En 2017 las ventas de productos agrícolas a China alcanzaron los 19.000 millones de USD, en 2018 se redujeron a la mitad aproximadamente 9.000 M USD. Esto afectó a numerosos granjeros que comenzaron a perder la paciencia con un Trump más belicoso y rastaquouere. En agosto de 2019 se firmó un convenio, especie de tregua, en la guerra comercial sin sentido emprendida por Trump contra el gigante asiático. Allí China se comprometía a invertir de 40.000 a 50.000 millones de USD en el sector agrícola estadounidense.

El salón Oval es el escenario de la iniquidad, del horror, de la desvergüenza, allí se ha sellado el destino de millones de personas, para el Presidente de turno de Estados Unidos, resulta tan cotidiano acabar con la vida de seres humanos, destruir naciones, generar hambre y miseria, como un romance con una becaria